El escepticismo, la duda y la fe


El escepticismo, la duda y la fe

En el mes de septiembre estamos hablando de la fe, y el tema de esta semana es el escepticismo, la duda y la fe.

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Mi abuela siempre tenía fe de que todo iba a salir bien. Ahora me doy cuenta de que requirió mucha fortaleza de su parte proclamar su fe cuando la vida la contradecía frecuentemente. Ella, sin embargo, declaraba con firmeza que esperaba el bien, y de ahí esperaba a que las cosas se resolvieran de manera positiva. Yo dudaba sinceramente de que ella tuviera razón, y sin embargo… la tenía.

Un observador tal vez no podría saber cuál era su religión, pero sí podría ver que tenía fe en algo: una rectitud elegante con el mundo. Yo admiraba su expectativa del bien, pero no siempre la compartía. Arriesgarse para creer en algo sin comprobación me parecía imprudente. Recuerdo aprender en las clases bíblicas que la fe es lo qué nos hace íntegros. Recuerdo que los maestros repetían las palabras que Jesús le dijo al centurión, “Así como has creído, te sea hecho”, como si esas palabras fueran reconfortantes.

Pero las palabras de Jesús no me dieron la confianza que le dieron al centurión, más bien me angustiaban. Me preocupaba que la fe significara poder creer en algo completamente imposible.

Por un lado, me sentía como Alicia en el País de las Maravillas, cuando protestó ante la Reina Blanca, “No vale la pena intentarlo… uno no puede creer en las cosas imposibles”.

Por otro lado, quería creerle a la Reina y me sentí animado cuando ella le contestó: “Me atrevo a decir que no has tenido mucha práctica. Cuando yo tenía tu edad, siempre lo hacía media hora al día. Muchas veces creía en hasta seis cosas imposibles antes del desayuno”. Quizás la fe era una cuestión de práctica y yo podría aprender a ampliar los límites de lo que pensaba que era posible o probable prestando atención y notando las muchas veces que, como dijo mi abuela, las cosas salieron bien al final.

Una buena dosis de cuestionamiento es una gran herramienta para desarrollar una comprensión más amplia de lo que creemos y sabemos. Y una buena dosis de imaginación también es una gran herramienta para ampliar los horizontes.

Espero explorar la fe contigo este mes.

Mis bendiciones,

Rev. Edward Viljoen,
Líder espiritual, Centros para la Vida Espiritual


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