Inhalando esta única vida , donde solo una cosa está sucediendo. Es la Divinidad, presente en todas partes, en y a través del todo como la Única Consciencia, la Sustancia de todo ser. Es el Cuerpo, la Mente y el Espíritu de toda la vida.
De igual manera, es el cuerpo, la mente y el espíritu de mi ser. No hay lugar donde la Divinidad no esté presente en, alrededor, y a través de mí. Y esto es verdad para todos los seres. Soy inseparable de Su amor inagotable, de Su inteligencia y Su poder infinito. No hay lugar donde yo termine y donde comience el resto de esta Vida Divina. Está presente en todas partes, envolviendo cada átomo, cada grano de arena, cada alma, cada aspecto de Su creación. Todo existe dentro de la presencia amorosa del Bien Amado.
Desde esta comprensión, afirmo esta oración para mí y para todos los seres. Descanso en la presencia y el amor de la Divinidad. Sé que nunca estoy sola, la Divinidad vive dentro de mí, alrededor de mí y es lo que yo soy. Permito que esta consciencia me informe, me consuele y me guíe por la vida, como sea que ésta se presente. Respiro la fortaleza, la amabilidad y el amor de la Divinidad cuando tengo miedo o me siento provocada.
Me tranquilizo , me vuelvo pensativa y luego respondo de maneras que promueven la unidad en vez de la división, ya sea en los medios sociales, las conversaciones o en mis pensamientos. Primero sano mi pensamiento, nutriendo la conexión entre mi corazón y mi mente. Escucho a los demás con un corazón abierto, me suavizo y escucho más allá del aparente enojo y reproche. Tal vez decida no decir nada. Le doy la bienvenida a la oportunidad de crecimiento personal y espiritual. Soy receptiva a las conexiones y al dialogo constructivo, especialmente cuando no estoy de acuerdo. Identifico valores en los cuales acordamos. Trabajo activamente para apoyar a un mundo que funcione para todos. Soy un “obra en construcción” y así lo son todos los demás. Me perdono a mí misma y a otros cuando nos equivocamos.
Acepto este cambio en la consciencia con un corazón agradecido. Lo dejo ir y dejo que Dios lo haga, confiando en que ya está hecho en el corazón y en la Mente de la Divinidad.
Y así es. Amen
Amada Colt, RScP
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