Acompáñame a afirmar esta semana: Abro mi mente y mi corazón para dejar que la Divinidad se exprese a través de mí, y me guíe a hacer lo que me toca hacer.
A veces
me pregunto si lo que hago, digo o pienso podría tener suficiente impacto en el
mundo como para hacer una diferencia. Me ayuda recordar el cuento de la Estrella
de mar (Starfish Story), atribuido a
Loren Eiseley, que cuenta la historia de un niño que recoge estrellas de mar varadas
en la playa, y las avienta de vuelta al mar. Un hombre le pregunta qué está
haciendo, y el niño responde: “Si no las devuelvo al mar, morirán.” El hombre
le señala que hay kilómetros de playa y cientos de estrellas de mar y que
seguramente el niño no hará mucha diferencia. El niño escucha y se agacha para
recoger otra estrella de mar. La avienta al mar y dice: “Le hizo una diferencia
a esa”.
Hay una
frase en nuestra enseñanza que dice: “Creemos en nuestra propia alma, nuestro
propio espíritu, y nuestro propio destino”. Tal vez no siempre podamos tener
una perspectiva a largo plazo sobre cómo todo está conectado y cómo todo resultará,
sin embargo estamos convencidos de que todo lo que decimos, hacemos y pensamos
sí importa, si no para nosotros en este momento, para algo o para alguien, ya
sea ahora o en algún momento que aún no podemos saber.
Te invito a acompañarme en este proceso de afirmar la cita anterior y publicarla
en las redes sociales de tu preferencia. Si lo has hecho, me encantaría saber
de tus resultados. Me puedes escribir por correo electrónico a edward@cslsr.org. Me encantaría saber de ti.
No te
olvides de marcar tu afirmación con los hashtags
#LaVisiónGlobal #GlobalVision #AWorldThatWorksforEveryone
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