El tema
de esta semana viene de un cómico que dijo que, si la humanidad no pudiera
evolucionar, las personas como Jesús pudieron haber dicho: “¡No hagan nada hasta que yo vuelva!” En el
Centro para la Vida Espiritual, nos esforzamos para ayudar a cada persona en su
proceso evolutivo para despertar. Para evolucionar, una persona tiene que estar
muy ligada con la vida. No nos ayuda sentarnos a esperar mientras otros toman
decisiones por nosotros. Para poder usar el poder creativo de nuestras mentes y
dirigir el rumbo de nuestras vidas, necesitamos tomar decisiones y acciones.
Ya sea
que tomes decisiones o no, estás influyendo en la forma en la que se
desenvuelve tu vida. No tomar una decisión también es una decisión. Por lo
tanto, ¿por qué no tomar decisiones que resulten en la unidad, el amor, la
compasión, la empatía, y la amabilidad? Como un ser consciente y autónomo,
tienes la posibilidad de traer estos regalos a tu mundo, y al hacerlo, estás
contribuyendo a un mundo que funciona mejor para todos.
Me
gusta lo que dijo mi colega, la Reverenda Sunday Cote, acerca de la decisión de
vivir en armonía con nuestro Poder Superior:
A
medida que vivimos alineados con [este Poder], modelamos para otros los frutos del camino de la
evolución espiritual. De manera gentil y poderosa, alumbramos el camino para
que se manifieste un mundo iluminado, un alma preciosa tras otra. Al permitir
que el Espíritu informe a otros por medio de nuestro ejemplo, invitamos al amor
genuino y a la vivencia auténtica para que inspiren a toda la humanidad a despertar
a su evolución espiritual.
Acompáñame
este mes al afirmar: “Dejo que mi luz resplandezca con brillantez, a medida que
animo a otros por medio de la sabiduría y la compasión”.
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