¿Qué se te enseñó acerca del amor de Dios? ¿Y qúe es lo crees ahora? Estas son algunas de las preguntas que me hicieron durante mi educación temprana en la Ciencia de la Mente.
Fue un poco difícil contestar estas preguntas porque tuve que dejar a un lado todo lo que sabía acerca del amor humano. El amor humano no siempre es un modelo útil para explorar lo que es el Amor Divino.
Nuestro amor humano es, pues, interesante. Solemos ponerle condiciones a nuestro amor. Sin duda nos podemos sentir justificados al no amar a las personas que no nos caen bien, y tal vez nos sintamos distantes de las personas que alguna vez amamos. En otras palabras, el amor humano puede cambiar.
Para entender lo que quiere decir el amor absoluto, tuve que ir más allá del modelo humano. Puede ser desafiante hacerlo, sin embargo, es esencial para entender cómo funciona la Ciencia de la Mente.
Alguien le dijo una vez al doctor Raymond Charles Barker, un maestro bien conocido de la Ciencia de la Mente, que “…al escuchar tu conferencia, no tengo un sentido de la Presencia de Dios, porque siempre nos estás hablando de la mecánica de la Ley de la Mente”. El doctor Barker reflexionó que es posible que, al enfocarse en la espiritualidad práctica, se le pudo haber olvidado aquella Cosa que hace que todo funcione.
Después de esa conversación, el doctor Barker escribió: “Hay una fuerza propulsora para el bien. Es Dios. Está en todo, a través de todo y distribuido igualmente en cada persona. Sus características principales son la inteligencia y el amor”.
Este mes nos enfocamos en ver claramente el Amor que la Divinidad es y sintonizándonos con su inspiración y calidez. Hay una Presencia que nos encubre, y que siempre está con nosotros; es la acción amorosa y creativa de la Vida. Siempre estamos en Ella y Ella siempre está en nosotros”.
Bendiciones,
Edward Viljoen
